El 208 aspira a convertirse en un digno heredero del 205 que encandiló a una generación
Nueva plataforma, nuevo aspecto exterior, nuevos interiores y nueva oferta de motores. Al Peugeot 208 no le quedaba más remedio que renovarse para atraer a unos jóvenes que no parecen muy animados a comprarse un coche… y, casi más importante, necesitaba un cambio para cumplir con las exigencias de Bruselas en materia medioambiental. Tanto que en 2017 se vieron obligados a dejar de fabricar el GTi por razones de emisiones y a preparar un modelo eléctrico que ha visto la luz en 2020. Se llama e-208 y Guillaume Clerc, jefe de proyecto, quiere que herede el espíritu cañero del GTi y del 205 que dio origen a la saga de los utilitarios de Peugeot.
Pero el 205 tenía las cosas más fáciles porque entonces casi no había competidores. Ahora, sin embargo, el 208 se enfrenta a serios rivales incluso dentro de su propia casa, el grupo PSA. El Opel Corsa, el Citroën C3 y el DS3 están construidos sobre la misma plataforma y llevan los mismos motores. Se trata de una base más ligera que la de la generación anterior. Se concibió desde el principio pensando en que la gama llevaría motores eléctricos. Como estrategia es muy acertada porque se ahorran costes, pero querer abarcar tantas tecnologías sobre un mismo chasis tiene sus consecuencias. Una de ellas es que hay un espacio reservado bajo el suelo de los asientos para alojar las baterías en el caso de los eléctricos. El problema es que cuando se trata de otros motores, ese espacio queda libre, pero flanqueado por dos montantes longitudinales que entorpecen la entrada al interior del coche.
Una vez dentro, se respira ese espíritu jovial que los diseñadores de Peugeot quieren transmitir. Colores, molduras, tejidos se rematan con un puesto de conducción que en Peugeot llaman i-cockpit. Se trata básicamente de un pequeño volante achatado y un cuadro de instrumentación elevado para mejorar la visibilidad. Eso en teoría, porque mi experiencia es otra. Mido 1,68, una altura bastante normal para una mujer, y si ajusto el puesto de conducción a mi ergonomía, el volante me impide ver el cuentakilómetros, el cuentarrevoluciones, etc. Es cierto que si supero esta barrera visual estirando el cuello me encuentro con un tablero en 3D muy tecno en que se muestran algunas de las funciones del coche. El resto, en una pantalla situada en el salpicadero y en una serie de teclas tipo piano bajo ella de accionamiento táctil.
Si con todos estos recursos logrará el 208 cautivar a los compradores más jóvenes es una incógnita, pero Peugeot va a intentarlo con todas sus armas y eso se traduce en una carrocería más musculosa, llantas llamativas y un parabrisas más erguido. También, y a pesar de que los eléctricos parecen ser los reyes del mercado, por mantener la gama de motores de combustión. No hay que olvidar que en España, todavía, el 79% de los coches que se venden son gasolina o diésel.
Yo he probado el diésel 1.5 litros. Se trata de un motor de 102 caballos, suficientes para mover este coche. Más, teniendo en cuenta que la mayoría de las veces se viaja sola. Otra cosa es si van varias personas más su equipaje. Ahí se echará en falta un poco más de potencia y quizá haya que abatir alguno de los asientos traseros para acoplar bien el equipaje. En mi caso, yendo sin acompañantes y conduciendo con agilidad, he hecho un consumo de 5,9 litros a los 100. Probablemente viajando a un ritmo moderado se puedan alcanzar los 4,1 litros que dice el fabricante pero ten en cuenta que las cifras oficiales generalmente son difíciles de conseguir. Lo que sí logra es conservar el espíritu de la saga 200, de aquellos 205, 206, 207…, esa garra de león que, aunque ahora un poco domesticada por exigencias del medioambiente, sigue teniendo la agilidad de los felinos.R