
El coronavirus, unas vacaciones o, simplemente, ausencia de necesidad. Lo cierto es que nuestro coche a veces pasa por periodos de inactividad y, al igual que tú no puedes ponerte a correr una maratón nada más desperezarte, el coche necesita también su preparación antes de lanzarse a recorrer kilómetros.
Antes de nada, conviene comprobar los niveles del refrigerante y el aceite, según Josep Almasqué, responsable del Taller de coches de prensa de SEAT en España, pero, ojo no será suficiente porque si no has tenido la precaución de arrancar el coche de vez en cuando, es posible que te hayas quedado sin batería. En este caso no tendrás más remedio que conectar tu vehículo a otro mediante unas pinzas específicas para poder ponerlo en marcha. Lo ideal sería que a continuación pudieras conducir por lo menos media hora por un lugar sin semáforos ni retenciones previstas para que los líquidos circulen por todo el sistema, se lubriquen bien todas las piezas y se recupere el sistema eléctrico.
También debes comprobar la presión de los neumáticos. Con el tiempo, y debido a una situación de permeabilidad, van perdiendo aire, lo que incide no solo en un mayor consumo, sino también en la seguridad y en un posible daño de las llantas.

Los frenos es otro de los apartados a tener en cuenta. Josep Almasqué recuerda que si el coche ha estado mucho tiempo detenido, conviene pisar el pedal durante unos segundos antes de ponerse en marcha y verificar que mantiene su posición. También es probable que los discos hayan cogido un poquito de óxido durante su periodo de inactividad por lo que durante la primera salida conviene frenar con cuidado y de forma constante para quitar la corrosión, según aconsejan en Skoda.
Cuando un automóvil ha estado semanas, o meses, sin usarse puede que también haya perdido algunos de los ajustes que tenían fijados, como la posición del asiento y otros parámetros. Comprueba que todo está como tú lo había dejado, además de chequear el estado de las luces, limpiaparabrisas, intermitentes, etc.
Por último, presta un poco de atención a los cristales, incluidos los laterales. Muy probablemente habrán acumulado una capa de polvo importante. Utilizar el agua del limpiaparabrisas para limpiarlos no es muy buena idea porque pueden formar una pasta áspera que termine dañando el cristal y las escobillas. Robert Šťastný, miembro del equipo de Investigación en Seguridad Vial de ŠKODA, recomienda verter un poco de agua para que se reblandezca todo y después limpiar cuidadosamente con un paño cada parte.

Ahora ya solo queda ponerse a los mandos del volante y empezar a conducir.