En el Ford Mustang Mach-E, un SUV eléctrico deportivo, tendrás tus baterías listas en 35′.
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MG
Pocos coches han levantado tantas expectativas últimamente como este. ¿Por qué el Ford Mustang Mach-E sí lo ha logrado? Hay varias razones. La primera es que esta vez sí se trata de un SUV eléctrico que una se puede plantear como opción de compra. Tiene una autonomía de 600 km y se puede recargar completamente en 35′ en Ionity, una red de cargadores de alta potencia que tiene 125.000 puntos de suministro en Europa.
La segunda, que Ford, en una hábil maniobra para generar expectación, ha ido desgranando pequeños detalles del coche poco a poco y de hecho sigue haciéndolo. Ahora nos permite verlo, pero no conducirlo. No será hasta primeros de año cuando probaremos algunas unidades y en primavera cuando se iniciará la venta.
Otro elemento que está jugando un papel decisivo en la expectación que genera este coche es que estrena una nueva plataforma sobre la que se montarán muchos otros modelos de la marca. «A principios de 2018, recibí una llamada que desafiaría todo lo que creía saber sobre Ford y nuestro futuro. Me pidieron que dirigiera el desarrollo de productos para un equipo completamente nuevo centrado exclusivamente en vehículos electrificados para Ford y Lincoln», dice Darren Palmer, director de Desarrollo de Ford Team Edison, el equipo responsable del proyecto. Palmer lleva casi 30 años trabajando en Ford y el resultado de aquella llamada se ha traducido en un chasis que basa su esquema en dos motores, uno en el eje delantero y otro en el eje trasero y una fina capa de baterías entre ambos. No es difícil imaginar que la estabilidad será elevada una vez que se pueda conducir.
Entre los ingredientes de esta orquestada campaña de marketing está también el nombre que Ford ha decidido darle: Mach-E. Sí, Mach, el concepto que define la velocidad de un objeto con respecto a la velocidad del sonido. La denominación es pertinente porque una de las características de los eléctricos como este es una capacidad de aceleración que para sí quisieran los de diésel o gasolina. Lo entregan todo desde las primeras vueltas y por supuesto también en del Mustang Mach-E, con potencias de 269 CV que pueden llegar a los 487 CV, dos tipos de baterías y versiones en tracción delantera y total. El resultado son 3,7 segundos para alcanzar los 100 km/h en la versión más capaz. Cierto que la cifra está muy lejos de los 340,3 m·s de la velocidad del sonido, pero no tanto de los 3,4 s del Ferrari Roma.
Y como colofón de todo, el nombre Mustang en la zaga y su pony característico en la calandra como señas de identidad únicas de un modelo que, ahora sí, apuesta por un interior futurista en el que solo la pantalla del sistema de infoentretenimiento es más grande que la televisión que hay en muchas de nuestras cocinas. Porque el Mustang Mach-E es la reencarnación de algo que en su día resultó rompedor. El original, aquel que encarnó el espíritu de una época, nació en 1964 de la mano de Lee Iacocca, uno de los personajes más carismático de la industria norteamericana del automóvil. El Mustang protagonizó películas y fue uno de los mayores exponentes de las road songs de los sesenta. Tras ellas había jóvenes que buscaban diferenciarse de sus padres rechazando su modo de vida convencional, el modo de vestir y sus coches. Querían automóviles diferentes y llamativos… que, sin embargo, no podían permitirse. La industria del automóvil americana, todavía renqueante tras el parón de la Segunda Guerra Mundial, vio en esta nueva tendencia una oportunidad de negocio y se centró en producir automóviles de aspecto deportivo, con motores V6 y V8 y precios asequibles. Nació el Mustang que hoy perpetúa su leyenda en el Mach-E. La pena es que ya no esté Wilson Pickett para volvernos a cantar aquel Mustang Sally que puso a bailar a toda una generación.
Escucha esta y otras road songs en la playlist que el Women’s World Car of the Year ha creado en Spotify. Más de cuatro horas del mejor rock clásico, blues, soul…