Los japoneses de Nissan mostraron en el Salón de Tokyo de 2001 las líneas de un deportivo radical que rápidamente atrajo la atención de los aficionados. Estaba inspirado en el Skyline GTR de 1957 y era quizá algo extremo para lo que la marca acostumbraba, pero la expectación que levantó animó a los responsables de Nissan a considerar seriamente su lanzamiento.
Ocho años después, en 2007, la marca empezaba la comercialización del Nissan GT-R que, por primera vez en los deportivos de la casa, no se limitaba a Japón y a determinados países anglosajones, sino que también se producía con volante a la izquierda.
Mientras tanto, en Turín (Italia), uno de los mejores diseñadores del mundo del motor, Giorgetto Giugiaro, esculpía en su estudio de Italdesign, fundado en 1968 y hoy propiedad del grupo Volkswagen, obras maestras como el prototipo de Ferrari GG50 (2005) y el Maserati Coupé (2002). La conmemoración del 50 aniversario del estudio del diseñador llegó casi a la vez que la del Skyline GT-R en 2019, circunstancia que aprovecharon los japoneses para encargarle al carrocero una serie especial del superdeportivo.
De esta coincidencia nació el superdeportivo Nissan GT-R50 del que solo se producirán 50 unidades. Entre sus señas de identidad está que desarrolla 750 caballos (la versión básica del Ibiza tiene 80 CV) y vale un millón de euros.