Las familias han descubierto que el Toyota Proace tiene una versión en la que caben hasta siete personas.
Cuando los SUV –Sport Utility Vehicle- se pusieron de moda, los monovolúmenes pasaron a la trastienda de las tendencias automovilísticas. Aquella vida de éxito y glamour que empezó con la Chrysler Voyager terminó perdiendo brillo por la saturación del mercado y la irrupción de los SUV y los crossover. Ahora, sin embargo, una cierta variante de aquella corriente está volviendo a resurgir de la mano de vehículos comerciales o de reparto adaptados a las familias. Los consumidores han descubierto que tienen precios muy asequibles, gran habitabilidad y un maletero casi inexistente en los monovolúmenes de antaño, en los que había que elegir entre ocupar las siete plazas o transportar las maletas de esas siete personas.
Toyota ha sido una de las marcas que ha sabido ver este nicho de mercado y ha aprovechado un acuerdo previo que tenía con el grupo PSA (Peugeot-Citroën-Opel-DS) para la fabricación del Toyota Aygo, el Peugeot 107 y el Citroën C1, construidos todos sobre la misma plataforma.